La cocina en 1858: introducción

Muchos son los manuales de cocina que circulan actualmente por España y America, pero traducidos la mayor parte de obras francesas, no ofrecen la original del presente, ni la propiedad que requieren para el carácter peculiar de los habitantes de ambos países. Un buen manual de cocina, después de la claridad y sencillez en la expresión de las preparaciones culinarias, después de la mayor economía con que puedan compartirse estas, debe retratar, digámoslo así, las costumbres de los pueblos para que se escribe y si bien debe hallarse a la altura de los adelantos gastronomitos de la época y demás nociones, es preciso que no se despoje del gusto heredado de generaciones antiguas y que las presentes difícilmente olvidaran. ¿Como, por ejemplo, podría faltar en los postres de una mesa americana elegante la piña y la guayaba? ¿Cómo en un convite valenciano faltaría su sabrosísimo y provincial arroz?, ¿Cómo dejaría de comerse en Cataluña, por Navidad, el inimitable pavo relleno a la catalana?

En hora buena que la prepotencia política extranjera introduzca en todas partes sus leyes de cocina, pero por esto no deben abandonarse en manera alguna los usos y costumbres nacionales.
El puchero castellano, tan ridiculizado por los franceses e ingleses, que no tienen con que sustituirle en sus comidas, mientras nosotros poseemos sus manjares, es sin disputa alguna el plato mas sano, mas sabroso, mas inocente y nutritivo que se conoce en el mundo.
Mas adelantada sin embargo la cocina francesa en inmensa variedad de guisos, sirve de norma en las comidas serias, en las de buen tono y gusto, y por lo mismo no desmerece tampoco el presente Manual en esta parte, pues además de no haber olvidado su autora las principales preparaciones de libros de cocina españoles y americanos publicados en distintas provincias de estos países, ha consultado gran numero de obras extranjeras en obsequio al mayor éxito de lo que ahora publicamos. La propia experiencia de madre de familia influye también mucho en el desempeño y aumento de un Manual del cocinero y cocinera económicos.
Como el decoro de una casa consiste en el buen orden de ella y no tiene poca parte el servicio esmerado de la mesa, se ha arreglado para mayor facilidad y comprensión de los que hayan de disponer las comidas el orden de materias de este manual según aquel en que deben presentarse los manjares en la mesa. 

Así es que después de unos preliminares sobre las salsas, guarnecidos, jugos, esencias y otras preparaciones e indicaciones particulares para la mejor economía de la cocina, sigue el primer servicio de una comida comprendiendo: caldos, sopas, potajes, purés, menestras, entradas, odubres o platos intermedios del primer servicio
El segundo servicio comprende los asados y platillos intermedios, siguiendo después el tercer servicio que abraza todo lo relativo a postres.
Después de estas secciones sigue la de almuerzos y la de vinos y por ultimo la botillería que comprende los licores, helados y jarabes. 

 

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