Ciudad de cuento de hadas. Ciudad medieval (posiblemente de las mejores conservadas y patrimonio de la UNESCO), amurallada, edificios medievales por todos lados, calles adoquinadas. Ciudad que te invita a pasearla y perderte entre sus calles. No es una ciudad grande, muy manejable.
A orillas del Báltico, es también ciudad moderna, llena de vida en armonía con esa ciudad antigua.
Plaza del ayuntamiento, en la que durante el invierno se pone uno de los mercadillos navideños con más encanto en Europa.
Cafeterías, terrazas, calles estrechas, laberinto de callejuelas, una joya de ciudad.
Puerta Viru, perfectamente conservada de lo que en otro tiempo fue la muralla de la ciudad. Colina de Toompea desde donde se aprecia lo bonita que es esta ciudad. Catedral ortodoxa de Alexander Nevsky. Callejón de Santa Catalina con la iglesia de Santa Catalina, casa de las muñecas. Una maravilla.
Ciudad para caminar sin rumbo, para perderte y observar todo lo que te vas encontrando. Barrio del Castillo, Puerta de la Pierna Larga.
Fuera de las murallas, la ciudad moderna con edificios que recordarán lo que en su día fue parte de la Unión Soviética.
Puerto de mar. En dos horas en Helsinki, barcos continuamente hacen el recorrido. Otro atractivo más de la ciudad.
Varomeando por el mundo: Tallin.
En Tallin encontrarás muchas recetas donde la carne, tanto de pollo como de cerdo o caza es uno de los pilares.
Manos de cerdo (sült), las salchichas no pueden faltar y cocinadas de diferentes formas, la sopa de guisantes y algo sorprendente … la morcilla (verevorst) que es un plato típico de la Navidad. El Mulgikapsad, un chucrut que se acompaña de carne de cerdo y patatas.
Las patatas también son fundamentales en la cocina de Estonia, incluso rellenas. Y todo ello acompañado de pan de centeno (que es un pan negro).
Los pescados también encontraremos pero no es tan tradicional como la carne. El Silgusoust, son arenques del propio Báltico o las Marineeritud angerjas (anguilas marinadas).
Multitud de restaurantes medievales, en muchos de ellos la única iluminación es la que permiten las velas encendidas sobre la mesa. Una maravilla.
En la plaza del ayuntamiento encontrarás III Draakon, medieval, comerás a la luz de las velas.
Von Krahli Aed, Rataskaevu16, Kaks Kokka son otras opciones.
Lo que sí encontrarás en sus estrechas calles son establecimientos donde podrás disfrutar de la cocina tradicional.
Verevorst (morcilla)
– Necesitamos
850 gramos de agua
500 gramos de arroz
450 gramos de manteca de cerdo
1 litro de sangre
1 cebolla
1 cucharada de perejil picado
Pimenton dulce y/o picante
Pimienta
2 dientes de ajo
Una cucharadita de canela molida
Tripa gruesa
-Preparamos
1. Empezamos cocinando el arroz, debe quedar en su punto (tirando un pelín a duro) no debe quedar blando. Ponemos el agua en el vaso, el arroz en el cestillo. Hacemos 7 minutos / varoma / velocidad 4. Dejamos que enfríe.
2. Picamos la cebolla, 4 segundos / velocidad 5 y cocemos aparte. Reservamos, debe quedar seca.
3. Picamos la grasa, 10 segundos / velocidad progresiva 5-7 (si es necesario hacemos unos segundos más) y le añadimos al arroz, junto con la cebolla, el perejil picado, los ajos machacados y el pimentón (utilizaremos el doble de dulce que de picante). Mezclamos todo con la sangre, salpimentamos y terminamos añadiendo la canela.
4. Comenzamos a llenar las tripas gordas, teniendo en cuenta que no se forme aire en el interior. Las dejamos flojas y terminamos atándolas.
5. Las cocemos durante una media hora (importante dejarlas flojas). Ya están listas para cortarlas en rodajas, freírlas y … buen provecho.
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Las morcillas podemos introducirlas en bolsas de plástico y de esta forma cocerlas.