La carne de pollo cuenta con muchas propiedades que son beneficiosas tras su consumo. Parte de estos beneficios que nos da la carne del pollo es la gran fuente de proteínas limpia y sin apenas grasa. Estas proteínas nos ayudan en el desarrollo muscular, mejorando el desarrollo y el mantenimiento del peso corporal saludable.
Los filetes de pechuga de pollo son uno de los alimentos más comunes en cualquier familia. Son baratos, sabrosos y sanos. Pero no siempre es lo que parece. Si se fijan, podrán encontrar filetes con unas finas rayas blancas en su carne. ¿Qué significan?
Cada vez consumimos más pollo, que se ha convertido en la alternativa ideal al cerdo o la ternera. Por esa misma razón, varias compañías, debido al aumento de la demanda de este producto, han optado por realizar modificaciones genéticas para que crezcan más rápido y sean más grandes, ajustándose así a los tiempos de producción requeridos hoy en día. Algunos ganaderos seleccionan razas que pueden crecer en apenas 47 días para alcanzar el peso ideal para ser sacrificado (alrededor de 2 kilos). Mientras tanto, un pollo de granja tradicional en 1912 necesitaba 112 días para alcanzar el peso ideal.
Estas modificaciones genéticas pueden provocar (no siempre se producen) la aparición de estas rayas blancas en la carne cruda de pollo que indican que el animal padece de una enfermedad muscular. Según el grupo activista Compassion in World Farming, estas rayas blancas revelan que la carne tiene un mayor porcentaje de grasa y menos proteína que un pollo que creció en condiciones normales.
Si los filetes tienen rayas blancas es probable que el pollo sufriera una rara enfermedad muscular, que le hacen tener más grasa que proteínas. En efecto, estas líneas blancas de grasa son el resultado de las manipulaciones genéticas a las que se viene sometiendo a los pollos, para que sean más grandes y crezcan más rápido.