Sopa de ajo para el frío.
Se cuecen 3 pimientos secos, limpios de rabo y semillas en el agua sobrante de la cocción de una verdura. En el recipiente donde se va a hacer la sopa se fríen cuatro dientes de ajo troceados en aceite de oliva y, cuando empiezan a tomar color, se le unen unos trocitos de pan seco finamente cortadas, rehogándolas bien hasta que se doren. Entonces se vierte el agua caliente y, los pimientos secos, ya cocidos, se sacan a un plato aparte y se «raden», echando su carne a la sopa. Se sala y deja hervir un rato. Cinco minutos antes de servirla, mientras se dan vueltas con la cuchara, se incorporan un par de huevos batidos.
La sopa debe resultar más bien espesa.
Variantes a la sopa de ajo
Sobre esta sopa existen pequeñas variaciones según la zona o cocinero que la prepare, pequeños matices en el resultado final. Unos y para el mismo número de comensales, se ponen en crudo dos dientes de ajo, un cuarto de cebolla finamente cortada a gajos y dos pimientos secos. También hay quien dice que hay que echar «un grano de pimienta blanca y azafrán, dejándola por lo menos dos horas al fuego, pues si no, salen espantadas».
Para otros es costumbre hacer esta sopa, llamada también «sopa de caracoles», empleando el agua sobrante de la cocción de los mismos, muy apreciada por los gourmets. En otros pueblos sustituían en Nochebuena la ensalada por sopas tostadas hechas con el agua sobrante de la cocción del cardo.
Y ya tenemos preparada una sopa de ajo para el frío
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