
Nutrientes: el agua
El agua es un macronutriente esencial que no aporta energía. Es el componente mayoritario de nuestro organismo, ya que constituye el 60–70% del peso del cuerpo, aunque este porcentaje es variable según edad, sexo y otros factores (adiposidad, patologías, etc.).
En el cuerpo humano el agua interviene en distintos procesos: actúa de disolvente y vehículo de los nutrientes que acceden al organismo y de los productos que se excretan del mismo; es el medio en el que se producen la mayoría de las reacciones bioquímicas; es muy importante en la regulación de la temperatura corporal; tiene acción reguladora ácido-base del organismo; actúa como lubricante y como soporte estructural entre los diferentes órganos y componentes del organismo (tejidos, articulaciones…); etc.
En adultos se recomienda consumir como mínimo 8 raciones/día (1 ración = 1 vaso = 200 ml).
Es muy importante la adecuada ingesta hídrica en poblaciones consideradas de riesgo, como ancianos, embarazadas, lactantes y niños. Los ancianos son más susceptibles a la deshidratación debido a sus posibles patologías, pérdida en la sensación de sed, etc. Las mujeres embarazadas necesitan prestar especial atención a la evolución y desarrollo del feto, ya que éste se ve influenciado por el estado de hidratación de la madre. La mujer en periodo lactante necesita un volumen mayor de agua para reponer la cantidad secretada por la leche. Los niños necesitan mayor cantidad de líquidos que los adultos, ya que su proporción de agua en el organismo es mayor.
La sensación de sed es, por lo general, una guía adecuada para la ingesta de agua, excepto en los bebés, atletas, enfermos y en muchas ocasiones, en personas de edad. Sin embargo, no se recomienda esperar a que actúe el mecanismo de la sed para beber agua.
El contenido de agua en los alimentos es muy variado. Así, los alimentos de origen vegetal frescos como hortalizas, frutas y verduras tienen contenidos de agua comprendidos entre el 80 y el 95%. Los alimentos de origen animal como carnes, pescados y huevos tienen contenidos entre el 60 y el 80%. La leche presenta alrededor de un 87% de agua. Los alimentos derivados o modificados tienen contenidos menores de agua, como los embutidos y quesos, que presentan entre un 30 y 35%. Las legumbres, harinas, arroz, y pastas tienen entre un 8 y un 12% de agua.
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