Para cinco raciones:
Ponemos a desalar de víspera medio kilo de bacalao desmigado, sin piel ni espinas, para unas veinticinco albóndigas.
Escurrimos muy bien, apretando con las manos para que quede seco. Se desmenuza mucho o se pasa por la máquina. Se añaden dos huevos, una cebolla mediana rallada, dos dientes de ajo picados, abundante perejil también picado, un poco de leche, sal y una pizca de canela en polvo. Se mezcla todo bien, se amasa un poco, para que quede bien ligado y esta masa se deja en reposo unas horas.
A continuación se van formando las albóndigas, que se pasan por harina y fríen. Cuando están bien doradas, se sacan a una cazuela de barro. En el aceite sobrante, que se pasa por un tamiz, se fríe una cebolla picada, dos dientes de ajo, la carne de un pimiento seco previamente remojado y perejil. Cuando la cebolla está ligeramente dorada, se añade tomate triturado (si no hay natural, un bote de 400 gr.) y, tras rehogarlo un poco, se une una cucharada de harina y finalmente un chorrito de vino blanco y el caldo de carne necesario.
Dejamos que hierva un poco y se pasa por el pasapurés sobre las albóndigas cubriéndolas, se pica perejil por encima y se deja que hiervan m uy lentamente durante unos 20 minutos.
Se mueve de vez en cuando la cazuela, para que las albóndigas no se peguen. Si se secaran demasiado, se agrega un poquito de caldo.
Y ya tenemos preparadas unas Albóndigas de bacalao
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